Subimos
por la escalera hasta el tercer piso. Era una noticia que esperaban
con mucha ilusión: El
gato gigante ha llegado a Tokio. Empezó a ponerse verde, azul,
violeta, más bloqueado que un camello en el polo norte. El primer
problema que puso tenía que ver con el fútbol, mientras los
animales guardan silencio y en el cielo hay cada vez más y más
estrellas.
Me tiré todo el día corriendo por el bosque y al final,
nos sentamos en el banco del parque.
Estoy a punto de echarme a
llorar, en serio.
Nunca
debimos venir a este lugar.
Realizado por los alumnos y alumnas de 4º, 5º y 6º, abril de 2020.
Si queréis saber más sobre la técnica utilizada...